Jorge Moreira celebra este año 20 años de trayectoria como enólogo, y aunque ya celebra su 21.ª cosecha, prefiere ser humilde y afirmar que lleva 20 años de cosechas a sus espaldas. Figura clave de la nueva generación de enólogos que han transformado el Duero, Jorge es reconocido por su sinceridad, sencillez y discreción, cualidades que lo distinguen en un mundo a menudo dominado por egos y disputas.
El Duero, la región demarcada más antigua del mundo, siempre ha vivido bajo la bandera del vino de Oporto. Durante siglos, los vinos tranquilos se consideraban un subproducto: lo que sobraba de las uvas que no se transformaban en vino fortificado. Solo recientemente, hace poco más de dos décadas, los vinos tranquilos del Duero cobraron relevancia y comenzaron a ser reconocidos por su calidad, en una revolución silenciosa que transformó la región.
Jorge Moreira es uno de los rostros más emblemáticos de esta revolución. Su historia es, curiosamente, fruto de la casualidad: eligió la enología casi por impulso, para escapar de la rutina de Oporto, y se matriculó en la Universidad de Trás-os-Montes y Alto Douro. Cursó la carrera sin mucha convicción y, tras terminarla, regresó a Oporto para trabajar en la industria de chimeneas y recuperadores de calor, en una carrera comercial que parecía destinada a alejarlo de la enología.
Fue la insistencia de su familia —y una sugerencia amistosa— lo que lo impulsó a volver a los viñedos: unas prácticas de vendimia en Real Companhia Velha. Y fue amor a primera vista. Esa experiencia despertó su pasión por la enología y lo llevó a cambiar su carrera comercial por la vinificación. Desde entonces, Jorge Moreira nunca ha mirado atrás.
En Real Companhia Velha, inicialmente trabajó junto a Jerry Luper, un reconocido enólogo estadounidense, y rápidamente asumió la responsabilidad de vinos como Cidrô Chardonnay y Cabernet Sauvignon. Siete años después, ya coordinaba casi toda la producción de la empresa. Pero Jorge quería más: quería tener su propia voz, experimentar y conocer a fondo los viñedos y las variedades de uva del Duero.
Así nació el proyecto Poeira en 2001, una aventura personal que marcó el inicio de una nueva etapa: la de un viticultor residente profundamente conectado con la tierra. Jorge se instaló en el Duero y formó parte de la nueva generación de viticultores que, al elegir vivir en la región, conocieron cada ladera, cada suelo, cada viñedo, con una dedicación que transformó la forma de elaborar el vino.
Compaginando responsabilidades en Real Companhia Velha y Quinta de La Rosa —además de su Poeira—, Jorge Moreira se dedicó por completo al viñedo y a la bodega, trabajando a menudo hasta altas horas de la madrugada, alternando entre proyectos y sacrificando horas de descanso para estar presente en cada detalle. Esta dedicación total explica el éxito de los vinos que produce hoy: vinos de gran personalidad, complejidad y elegancia, que han conquistado tanto a la crítica como al público.
Poeira, su proyecto insignia, es hoy una de las grandes referencias del Duero, símbolo de la revolución silenciosa que ha restaurado el prestigio que merecen los vinos tranquilos. En Quinta de La Rosa, contribuyó a consolidar una marca que ganó visibilidad internacional y cuota de mercado. Y en Real Companhia Velha, fue uno de los responsables de restaurar el prestigio y el éxito comercial de la empresa, que había permanecido inactiva y que ahora vuelve a ser un referente a nivel nacional e internacional.
Veinte años después, Jorge Moreira es considerado uno de los enólogos más respetados de Portugal. Con su legendaria franqueza y su excepcional sentido crítico, se ha ganado el respeto de sus colegas, la confianza de los periodistas y el corazón de los amantes del vino. Hoy, el Duero también es un reflejo del trabajo y la dedicación de Jorge Moreira: una región que sabe equilibrar tradición y modernidad, capaz de crear vinos que son verdaderos embajadores de Portugal ante el mundo.